sábado, 3 de septiembre de 2011

Llaves, puertas.

Respiro ondo. Olor a verde. Olor a recuerdos y me viene el sabor de momentos que ya no volverán. Me quitaste la llave de la libertad, de la felicidad. Me arrancastes las alas para volar. Me hicistes sentir mal y sin embargo dentro de poco te volveré a ver. Te volveré a ignorar y si puedo, no volver a hablar. La vida se confunde muchas veces en darnos cosas que nos hacen daño y duelen y nosotros nos confundimos más por los caminos a elegir. Pero yo, yo no hago más que confundirme , no hago más que tropezar en el mismo juego en el que yo una vez más acabo en el suelo.
Acabo fuera de la muralla con una llave que nose si servirá. No tengo a nadie que me ayude a levantarme y nose si quiero hacerlo.
Me levanto yo sola, con esfuerzo, me pongo la llave al cuello a modo de colgante, doy la espalda a la muralla. Enciendo un cigarro y me marcho digna por otro camino, con otra llave y otra puerta cerrada por el camino.
Trago el humo del cigarro, trago por todo lo que he pasado, trago por todos los momentos contigo y los espulso a modo de humo fuera de mi. Siempre queda algo dentro, pero seguramente con el paso del tiempo no ponga rostro a tu cara.

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