miércoles, 20 de agosto de 2014

La inmortalidad es para los de crepúsculo

Cuando el agua nos moja hasta los huesos nos damos cuenta que el cigarro se nos moja y que el alma es lo que menos nos importa. Que la facilidad para olvidar nunca fue nuestro fuerte y el de recordar ha sido y será la peor forma de masoquismo. Llorar no sirve de nada si no tienes a nadie en quien apollarte y sobretodo, las sonrisas no valen para mucho si a quien sonries no acaba en tu cama. Hemos creado una política de no hablar y más follar, a fin de cuentas es lo que se lleva ahora, parejas de divorcios e hijos por error. ¿Prohibido el aborto? y unos pocos se hacen ricos con el globito mágico que evita más que vendice con orgasmos de 2 min y ni eso.
Ya no hay entradas de cines abarrotadas de parejas que quieran ocupar sus corazones de algo más que de cristales empañados y labios húmedos. No hay ramos de flores con tarjetas dedicadas, o si, pero solo para los difuntos y da gracias que se acuerdan de ellos. Los trajes de negro ya no son tristes y el blanco ya no es "boda" sino virgen.
Olvidamos con mucha facilidad de donde venimos y ¿hacia donde queremos ir? no nos importa, somos inmortales en un mundo de enfermedades. Nos duran las promesas dos días y los secretos menos, nos quejamos de que habrén la boca, pero las mujeres de la calle poco pueden hacer contra las zorras de fiesta, las de minifaldas fáciles, las de escote hasta el hombligo y "no me mires las tetas" y cuidado que no te den un bofetón. Luego van de santas y quieren respeto, pues princesa, si no te respetas tu, vas a acabar de tanguista solitaria en un bar de alterne, dando amor a quien no quieres y soñando que algún día volarás.
Recordad, somos inmortales en un breve instante de nuestra vida.