viernes, 24 de abril de 2015

Libros

Buenas,
ayer hubiese escrito un texto, alabando las letras, las rosas y todo lo que con ello compartes. He de decir que yo no he recibido ni un alambre de espino. Ni un mísero folio. Con esto y con el comentario de "son mejores los libros electrónicos" me he acordado de mi vida, como un flashback.
Sabéis las librerías, y el mal tiempo que hay en este lugar. Pues yo sé que gracias a eso yo tengo armarios llenos de libros que no tenía ni idea que contenían más allá de las palabras y me los compré. Me consideraba aventurera (me he leído cada libro...). Yo siempre llevaba poca cosa en mi mochila, cartera, llaves, paraguas y dinero. El "dinero para libros" que yo llamaba. Me dedicaba a ahorrar para meterme en una librería y no salir hasta que uno verdaderamente me gustase (y me pudiese permitir) llegó un momento en el que nunca fue suficiente el dinero que tuve en el bolsillo y sinceramente no me valían para comprar ni palabras de escritores novatos que se colocaban en aquella esquina de los "sin fama". Aún recuerdo la frustración de no poder rozar las hojas de libros nuevos.
Me quejé, pero me respondieron con un libro electrónico en la cara. De esos que no hueles, no rozas, no puedes doblar la esquina, ni subrayar lo que te gusta. Hemos pasado de libro de mesita, a quinientos cargadores, tenemos un ladrón que nos sirve para enchufarnos a la vida. Porque me he dado cuenta que poco más sabemos hacer que darnos de leches contra farolas, con el móvil, de ir perdiendo la vista con las pantallas.
Me declaro insolvente, insolvente de pagar por algo con fecha de caducidad.
Regalarme libros y una conversación interesante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario