Hacia sol, calor, mucho calor, apenas los árboles hacían sombra
y ella no hacia más que escribir en su blog de notas del móvil “¿por qué en las
pelis cuando los enamorados se enfadan o rompen llueve? ¿a caso mi vida en si
no es una película?” La verdad es que ella necesitaba algo de agua para
humedecer su corazón y reponerla de tanto llanto. Sí, esa chica lloraba. Pero
en un cuarto, en la otra punta de donde ella estaba, un chico no paraba de
mirar el techo de su cuarto y tirar su pelota de tenis. Los golpecillos le hacían
pensar. Tan solo llevaba los pantalones vaqueros cortos que su madre le había
comprado hace una semana. Él luchaba por no pensar, mientras que se planteaba
el qué podía hacer ahora. Sus caminos antes sincronizados ahora parecían estar
separados, de nuevo. Sin embargo, nadie luchará por unirlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario